Esta semana, haciendo visita a los otros centros donde damos clases de inglés, ante la pregunta habitual a nuestros alumnos de si creían que aprendían inglés con la “teacher”, si les gustaban las clases, y por qué éstas les gustaban más que otras... me quedé sorprendida ante la respuesta casi unánime de dos de los grupos de edades diferentes (unos de 6 años y otros de 7, 8...) que dijeron: “Porque aquí no nos gritan”.
Curioso que además de lo que me suelen decir: "porque nos gusta venir, porque aquí hacemos juegos, porque lo pasamos bien..." en esta ocasión parece que les saliera del alma el... “porque aquí no nos gritan”, y si lo dicen, pienso que por algo será y que deben de darle bastante importancia al hecho de que en una clase no se puede estar a gusto si te están gritando, obviamente.
¿Cuál es el motivo principal (me pregunto) para gritar a los niños en un aula, en el cole, en casa...? A veces, no todo el problema proviene del comportamiento concreto de los niños si en “clases como estas de Vanania” no hay que gritarles, o se intenta no hacerlo (porque nunca digas nunca jamás ;) ).
Yo les expliqué que cuando se “portan bien” es fácil no hacerlo, así todo fluye, hay tiempo para enseñar, aprender, escuchar, jugar, hablar...
Pero qué es portarse bien para ellos?
Es estarse quietos, callados, atentos, no alborotar, no molestar a los compañeros, ser respetuosos con todo y con todos...
Primero habría que aclarar qué es portarse bien, para que ellos lo sepan y lo puedan hacer.
En cualquier caso no habría que gritarles aunque no “se porten bien” pero sí habría que corregir la situación de algún modo. Ahí está lo complicado y más cuando el tiempo apremia o no queremos castigos.
A veces las prisas hacen que esperemos un ritmo de los niños que aún no son capaces de llevar.
¿Les impedimos hablar cuando quieren hacer una pregunta, aclarar o explicar algo?
¿Les impedimos moverse cuando lo necesitan?
¿Les impedimos satisfacer de forma natural necesidades en un momento concreto? A veces están cansados, con hambre, sed, con dolor de alguna parte del cuerpo, preocupados, enfadados... y así es difícil concentrarse y estar atento y por lo tanto “portarse bien” como nosotros lo entendemos.
Debemos entender primero qué está pasando en cada situación concreta para después decidir qué hacer con ello e intentar salir del círculo de tensión, que genera más tensión y estrés, y modificar algo en esa situación en lugar de resolverlo con un grito.
Tal vez gritar es la forma de pedir auxilio de profesores, padres, educadores... nos preocupamos por los niños, quisiéramos que todo fuera bien pero no tenemos tiempo para paralizar la lección o tarea y dedicarnos a arreglar la parte emocional que está ocurriendo detrás de cualquier comportamiento incorrecto, ya sea en el aula, en el patio o a la hora de salir de casa o ir a cualquier lado a una hora determinada.
Por eso cuando los alumnos acuden a un ambiente agradable, en armonía, y se comienza la lección con tranquilidad, preguntando qué tal están o qué les preocupa, esto ya predispone a que el nivel de estrés baje y la clase discurra con un buen comportamiento por parte de todos.
Propuesta: comencemos despacio y podremos aumentar la velocidad a buen ritmo y sin gritos.
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